La historia que nos parió

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La historia que nos parió

CAPUT Estudio Creativo | Diseño y Comunicación
Publicado de Fede Boga en Nosotros · Viernes 14 Abr 2023
La historia que nos parió

En octubre de 2010 fui padre de una hermosa niña a la que llamamos Azul. En ese momento trabajaba en Policolor, una industria gráfica de tamaño medio, que se dedicaba a la confección de packaging, juegos de mesa para la marca Royal, almanaques de gran tamaño, entre otras cosas.
Cuando tenía 12 años, mi padre emprendió con un pequeño taller de imprenta. El taller fue creciendo, las necesidades fueron aumentando y el diseño empezó a jugar un papel importante, clave, en la industria. En aquel momento, no habían muchos diseñadores o no era muy popular. Las computadoras eran caras y había que contratar a alguien que diseñara. Encargar un diseño a alguien no era sencillo, los tiempos eran muy otros y por ahí estabas una semana esperando por el diseño de una factura para poder imprimir. O unas tarjetas. O un volantecito. Cuestión que a mi viejo se le ocurrió que podía ir a estudiar computación y diseño porque ese era el futuro que nos esperaba. A mi me copaba la guitarrita, pero… convengamos que de músico no te va mucho mejor que de diseñador en nuestro país. En fin, ahí fui. A estudiar diseño.
Venía un diseñador a casa, bastante capo él, que hacía de profesor particular. Me enseñaba la teoría y el uso de los programas. Eso lo combiné con un curso en la Escuela de Informática (que luego se transformó en el Universitario Autónomo del Sur) donde aprendía más que nada el uso del software: CorelDraw, Page Maker, Windows 3.1 y el Buscaminas.
Mi madre trabajaba en el diario El País, era vendedora de avisos. Yo iba frecuentemente a visitar el taller del diario, veía a los diseñadores en sus MacIntosh, revelando películas y armando en frío para poner en máquina.
El espíritu emprendedor y la vinculación a lo gráfico estaban en el seno de mi familia.
Yo quería desesperadamente lanzarme a trabajar por mi cuenta y tener mi propio estudio. Renuncié a mi cargo de diseñador en Policolor y me mandé. Para emprender se necesita voluntad y suerte. La voluntad estaba, la suerte iba a llegar.
La madre de mi hija no confiaba demasiado en mis dotes. Pasaron unos meses y yo no tenía mucha clientela. Los ingresos eran bajos, bastante bajos.
Un día, me llega un mail felicitándome por haber salido sorteado para trabajar como funcionario administrativo en la Intendencia de Montevideo. Yo no me había anotado, pero mi pareja sí. Sorprendido y no muy confiado, me presenté a la prueba. Era un ingreso fijo, un buen salario, posibilidad de carrera. Habían necesidades. Tenía una familia.
La primera prueba la superé. Pasé a la segunda instancia. Prueba de manejo de windows, word, excel, etcétera, etcétera. Cuando estaba dando el segundo exámen, recibo un llamado. Era agosto de 2012.
Uno de los pocos clientes que tenía en esa época era ISUSA, Industria Sulfúrica del Uruguay, uno de los más importantes fabricantes de fertilizantes en nuestro país. ISUSA era cliente de la imprenta en la que yo trabajaba. Cuando les avisé que iba a dejar de atenderlos y hacerles los diseños, decidieron seguir trabajando conmigo y ser mi primer cliente. Un espaldarazo, obviamente.
Un mes y algo antes de mi prueba para la IM, les habíamos cotizado el diseño e implementación de su stand en la Rural del Prado.
Ese día, el día en que estaba aplicando para ser un empleado público y olvidarme de la inseguridad económica, me llama mi socia Andrea para decirme que nos habían aprobado la cotización y que íbamos a diseñar y armar el stand. Me paré de mi silla y me retiré. Nunca entregué la prueba.
Ese día decidí que CAPUT iba a ser el proyecto profesional al que le iba a dedicar todos mis esfuerzos, intelectuales y físicos. Mis hijos siempre son mi mejor y mayor proyecto, sin dudas…



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